jueves, 24 de mayo de 2012

Algo repugnante.

Suena mucho estos días la noticia del médido condenado a mantener económicamente a una persona hasta que ésta cumpla los 25 años. ¿El motivo? Que se supone que practicó un aborto que no llegó a producirse y hoy aquel feto que iba a ser asesinado tiene un año y medio. Y supongo que come, ríe, llora y duerme como cualquier otro ser humano. Es curioso.

La noticia, tal y como la cuenta en Libertad Digital deja párrafos como el que sigue:

"Respecto al daño moral a la víctima, la sentencia, que puede ser recurrida, lo fija en 150.000 euros por las secuelas de "angustia y ansiedad" que provocó en la mujer y porque su hijo "altera para siempre" su vida. Por otro lado, condena al médico y la clínica al pago de otros 270.000 euros para pagar "absolutamente todo cuanto gasto genere el menor hasta los 25 años", lo que representan 978 euros al mes para alimentación, vestimenta, sanidad, educación y manutención."

Fíjense. Pobre mujer cuyo hijo "altera para siempre su vida". Hay que pagarle 150.000 euros y encima 978 €/mes hasta que el hijo cumpla 25 años.

Siendo cierto que ante una negligencia tal como la cometida por el médico merece un castigo, yo sólo espero que esa madre explique bien a ese hijo que lo quiso matar antes de que naciera. Que si por ella fuera, él nunca habría nacido. Y que su nacimiento ha supuesto tal castigo que ha tenido que ser indemnizada en 150.000 € por la angustia sufrida de pensar que iba a ser madre.

Me alegro de que ese niño haya nacido y siento que lo haya hecho en ese entorno. Al menos a la madre le ha tocado la lotería: vino el niño con un juez bajo el brazo.

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