miércoles, 29 de mayo de 2013

Tratamientos de fertilidad en según qué casos.

Llamó el otro día una señora a la radio reconociéndose homosexual y quejándose de la Sanidad. La historia que contaba se resumen en que ella y su pareja han decidido tener descedencia. El problema que planteaba esta señora es que en algún hospital público o en todos en general le habían denegado el acceso al tratamiento por tener de pareja a otra mujer. Y, claro, en clínicas privadas el tratamiento ronda los 6.000 €.
 
Y yo me pregunto: ¿estamos ante una discriminación o ante una racionalidad en el sistema? Me falta el que en mi opinión es el dato clave para responder a esa pregunta. Nos falta saber si la otra mujer, su pareja, es fértil o no.
 
De la llamada creí entender que sí que lo era, pero no estoy plenamente seguro.
 
El caso es que si una de las dos mujeres es fértil y la otra no, hacer un tratamiento de fertilidad para la segunda me parece un absurdo y un capricho; y por tanto algo que no debe pagar nuestra sanidad pública.
 
Porque sería algo así como si en una pareja heterosexual nos encontrásemos con que es el hombre quien se quiere quedar embarazado. Faltaría más.
 
Y no estamos apretándonos todos el cinturón para que alguien se pueda escudar en una presunta discriminación para pedir que se le dé un capricho.
 
Y ahora vuelvo a caer en que todo es un poco hablar por hablar. Me falta el dato fundamental.

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