Vuelvo a las andadas

Uno de esos pies (yo sé cuál) es mío.

Efectivamente, vuelvo a las andadas.

Este año no me veréis (D.m.) alrededor del paso de Jesucristo Resucitado vestido de traje y corbata cuando llegue el Domingo de Resurrección y nos dispongamos a trasladar la alegría del Evangelio a las calles de Almería. Me podréis ver, en cambio, con mi costal y mi faja en algún relevo.

Muchos me preguntan por los motivos de este cambio; y lo cierto es que el principal es que me ha apetecido.

Yo fui costalero de María Santísima de los Desamparados (Pasión) en los primeros años de esa cuadrilla, 2003 y 2004. Creo que hoy pocos podrán escandalizarse si digo que allí en aquellos momentos se aprendió poco y se sufrió mucho. "El Papica" debe tener un gran corazón y tiene una labia extraordinaria, pero allí nadie del cuerpo de capataces enseñaba nada a los que llegábamos nuevos, ni nos prestaban demasiada atención. Además, algunas decisiones a nivel de Junta de Gobierno para el Lunes Santa de 2004 fueron especialmente controvertidas. Total, que aquello era un pequeño desastre que afortunadamente y tras algunos años parece haber cambiado mucho. No conservo demasiadas imágenes de aquella etapa, a bote pronto creo que únicamente la siguiente:

El caso es que un buen día, un traumatólogo que se empeñaba en llamarme Roberto me dijo que yo no podía cargar, y lo dejé.

Posteriormente es sabido que desde 2008 hasta 2013 he sido contraguía en el Resucitado. Claro que 2008 no cuenta porque al romperme el peroné me perdí todos los ensayos menos aquél primero que pasará a la historia de esa cuadrilla por lo sumamente curioso que fue. Un 4 de enero de 2008, ahí es nada. Y en 2010 únicamente realicé mi labor durante la procesión, ya que el resto del tiempo estuve en Madrid.

Total, algunos años teniendo el honor de ser contraguía de ese paso, intentando ofrecer lo mejor de mí pero con la sensación de que me faltaba bastante para merecer esa responsabilidad.

Así que esa cosa de no sentirme del todo cualificado para el puesto, alguna sensación de mejoría física y ese mono que me venía entrando cada Semana Santa han hecho que este año pidiese a mi capataz dejar la corbata y recuperar el costal, a lo que él accedió y yo que se lo agradezco.

Mi puesto fuera del paso ha sido cubierto por José Manzano, Pepe, quien lo va a hacer muchísimo mejor de lo que yo nunca lo hice. Y yo, por mi parte, debajo del paso intentaré dar de mí todo lo que pueda. Me siento como un auténtico novato porque realmente creo que lo soy y tengo muchas ganas de recordar lo poco que pude llegar a saber y, sobre todo, de aprender. Por lo pronto, tras dos ensayos he vuelto a sentir esa sensación tan maravillosa que te viene cuando notas que esa coreografía de 30 personas sale bien y acompasada con la música. Es algo mágico que todos deberíais vivir al menos una vez.

En la cuadrilla ha habido algún cambio más, especialmente la salida de Javi que ha decidido que era hora de dejar su puesto como costalero, patero, jefe de cuadrilla y no sé ni cuántas cosas más. Personalmente, él sabe que no me alegra esa decisión, pero sí la respeto. Ha sido muy generoso en su esfuerzo en los años que ha estado ahí y es hermano del Resucitado, con lo que ésa seguirá siendo su casa. Al menos por mi parte, aunque creo que también por parte de todos.

Esos cambios podrían apuntar a un año de transición, pero yo soy optimista y pienso que va a ser un año de seguir con la trayectoria de crecimiento que, desde la humildad más absoluta, creo que llevamos. La cuadrilla, capitaneada ahora por los Pacos, va a ir a más. Puede ser un gran año y espero tener la suerte de vivirlo a tope y desde dentro.

Vivirlo. A tope. Desde dentro.