sábado, 24 de marzo de 2018

Yo he pregonado al costalero.

Cuando el 27 de septiembre de 2017 un par de llamadas telefónicas me proponían dar el "Sí" a la posibilidad cierta de pregonar al costalero en la Cuaresma de 2018, temblé. Y no hay en esta afirmación nada de exagerada ni de incierta, fue así tal cual.

Y es que el Pregón del costalero, que ya ha cumplido con el mío su XXXIII edición, es uno de los actos de referencia en la Cuaresma de Almería. Por tradición, por el lugar en que se organiza, por la envergadura de la Hermandad que lo procura, por no ceñirse a una Hermandad y ser abierto al resto. Por lo que sea. Verme ahí, con poco rodaje en estas lides, ha sido una experiencia única que me ha hecho sentir feliz y afortunado. 

Creo que no voy a olvidar nunca, nunca, que este Pregón lo inicié muy a mi pesar acordándome de un Gabriel Cruz al que en aquellas horas pensábamos simplemente desaparecido. Poco más de una semana después descubrimos que ya llevaba unos días muerto tras ser vilmente asesinado. Su desaparición y muerte ha sido algo que nos ha marcado a todos los almerienses. Seguiremos adelante, por supuesto, pero en el principio de mi Pregón siempre estará escrito su nombre, acompañado de la esperanza entonces viva de que apareciera. He rezado y seguiré rezando por él, por su descanso, por su familia y por todos los que le han conocido y querido.

Volviendo al pregón, soy muy pesado, lo sé, pero tenía claro que poner por delante a mi querido Daniel Valverde sería elevar el listón del acto antes de tiempo pero, a fin de cuentas, él era el pregonero anterior y yo quería darme el gustazo de tener una presentación mía escrita por él. Por ello y porque no podía ser otro quien me presentara, fue un lujo verme acompañado de tan ilustre amigo y pregonero.

No puedo sino destacar también el trato que se me brindó en todo momento desde la Hermandad de las Angustias, antes, durante y tras el Pregón. Incluso el propio Consiliario de la Hermandad, D. Tomás Cano, tuvo para mí unas palabras que le agradezco enormemente. Guardo también con especial cariño las palabras de José María Campos, él sí que lo ha pregonado ya prácticamente todo en Almería y sabe mejor que nadie de qué va esto. Fue una pena, eso sí, que problemillas de salud impidieran a David Colomera, el Hermano mayor, acompañarnos en aquella tarde noche. Estoy seguro de que le hubiera gustado estar, tanto como a mí que hubiera estado.

Por lo demás, quiero aprovechar que tengo un blog (ea) para agradecer a quienes me acompañaron aquella tarde su cariño y a quienes después me han felicitado su aprecio. 

El próximo Jueves Santo espero seguir disfrutando de la Hermandad de Angustias, de la que como cofrade tengo mucho que aprender.

Por lo demás, a partir de hoy mi Pregón se hace verdad en las calles y serán los propios costaleros, hombres y mujeres, quienes deban pregonarse a sí mismos en su labor silente y anónima entre faldones. Que sus pasos sean oraciones bañadas de esfuerzo y sudor. Ya está aquí la primavera, el renacer de la vida y la Resurrección por tanto, y a ella también hay que rendirle su particular pleitesía. Que Cristo y su Madre os premien el esfuerzo. 




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