viernes, 8 de junio de 2012

La nuit.

Y en medio de una noche estrellada -en realidad, todas las noches lo son- surgió un grito ronco y profundo que partió las almas de cuantos lo escucharon. Puños apretados, brazos abiertos en cruz, mirada perdida al cielo, cara de angustia y un grito. Acaso el grito más terrible que nunca se haya escuchado y que nunca se vuelva a escuchar. El problema, claro, está en que solo él lo escuchó. En que ese grito le nació de dentro y dentro se quedó. Que no hay alma partida más que la suya.


1 comentario: