jueves, 3 de enero de 2013

Los Reyes Magos, en el 13.

Más de 2.000 años llevan los sabios Melchor, Gaspar y Baltasar regalando ilusiones desde que fueron a visitar al Niño Dios en Belén. En países como España, viene Papá Noel a hacerles dura competencia, al menos en los últimos años, pero ellos siguen ahí al pie del cañón y no hay espectáculo tan bonito como una Cabalgata de Reyes, y que me perdonen mis amigos cofrades. Y mira que a veces el Ayuntamiento termina por organizar algo feo, pero la decoración que suponen tantas sonrisas infantiles no es comparable a ninguna procesión de Semana Santa.


El año pasado, más o menos por estas mismas fechas, escribí lo siguiente: "Pude el otro día hablar con un Cartero Real y me contó que una niña le dijo que ella había sido muy buena, pero que este año no quería nada para ella, quería que sus padres encontrasen trabajo para que dejasen de llorar. El Cartero se sintió muy mal, porque los Reyes no pueden dar trabajo. Y creo que todo el que conoce esta anécdota siente algo que se retuerce en su interior. Y prometo que no la he inventado, sino que es una historia real del pasado 27 o 28 de diciembre que tiene como protagonista a una chiquilla de unos 6 años de edad."

No será fácil que esa niña haya visto cumplido su deseo, pues los Reyes pueden mucho pero no lo pueden todo. Aun así, con tanta penuria como hay y con ocasión de la Navidad veo con emoción cómo son muchas las personas que se vuelcan en obras de caridad. Alimentos, juguetes, dinero, compañía... son cosas que miles de almerienses y españoles están regalando para que otros tantos puedan ser felices.

Debe ser, khediros amigos, que Reyes Magos hay muchos además de Melchor, Gaspar y Baltasar. A lo mejor no son reyes, ni son magos, pero sí parece que repartan ilusiones.

Y sin ánimo de enrollarme más, que los 3 auténticos se porten bien con vosotros este año, ya sabéis que para eso la receta es sencilla: sed buenos durante el año y acostaos pronto esa mágica noche del 5 de enero.


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