miércoles, 8 de febrero de 2012

Midnight in Paris.

Muy estimados lectores, no me prodigo mucho hablando de cine porque soy absolutamente lego en la materia. Tanto es así que en el Trivial Pursuit huyo de las preguntas de cine como las mujeres de melena alisada huyen de la lluvia.

Pero hay dos cosas que tengo claras del cine:

1. Mejor en versión original.
2. La mejor película es la que más me gusta y no la que la crítica premie como la mejor. Que uno no entenderá de cine, pero sabe si disfruta o no.



Y partiendo de esas dos premisas, especialmente de la segunda, concluyo que Midnight in Paris es una de las mejores películas que vi nunca. Y ni soy de Woody Allen ni soy todo lo contrario; que ya he dicho que no entiendo de cine. Pero puestos a medir una película por lo que se disfruta, ésta debe ser de las mejores.

La hora y media que dura es una hora y media plenamente vivida y disfrutada. Y quiero recalcar lo de vivida; hay películas que te hacen VIVIR más allá de tu propia vida. Es como si vivieses tu hora y media de cine más otro puñado más de tiempo de la vida del protagonista. Es estar ante la pantalla con el corazón elevado y sostenido por una sucesión de imágenes y sonidos deliciosos que juntos conforman una historia verdaderamente mágica. Y es que en Midnight in Paris se unen en feliz acontecimiento una bella historia, unas buenas interpretaciones, una magnífica fotografía y una banda sonora exquisita.

Después de ver la película piensas que ojalá esas cosas pasasen en realidad; quizás también para darnos cuenta, como el protagonista, de que aquello de que "cualquier tiempo pasado fue mejor" es una de las mayores falacias que rondan nuestra mente, fruto sin duda de idealizar lo bueno del pasado que desconocemos ignorando plenamente lo malo.

En fin, que recomiendo muchísimo esa película a todos cuantos leais este blog. Eso sí, absténganse los hombres tan hombres que sólo ven películas bélicas y de vaqueros; sean bienvenidas las personas con sensibilidad.

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