martes, 6 de noviembre de 2012

Aficionado práctico.

Cómo es a veces el lenguaje. Cuando por mi nivel de conocimientos taurinos no quiero llamarme a mí mismo ni "aficionado", resulta que por arte de birlibirloque ahora soy "aficionado práctico"; que es como aficionado, pero con guasa.

Disparates aparte, ando ahora imbuido en el difícil arte de aprender a torear de salón. Esto es, torear una brisa o torear la embestida de un compañero de lecciones como side un temible astado bravo se tratase. Aprender a coger los tratos y sobre todo a manejarlos con soltura. Empezar a entender porqué el toro bravo acostumbra a comportarse de una forma de otra, el juego de los terrenos, la lógica del instinto de ese animal bravo y a la vez noble al que nunca nadie amará como lo ama un torero, por extraño que suene.

Y estando en Almería qué mejor manera de acercarse a este mundo mágico que de la mano de Ruiz Manuel. No sé hasta qué año tendríamos que remontarnos para encontrar a un torero almeriense con su trayectoria. Y a lo mejor me columpio y no hay que ir muy atrás... pero temo que hay que viajar (bastante) en el tiempo. Pero no solo por su trayectoria resulta interesante que las lecciones las imparta este torero, sino que su trato y su experiencia como docente de lo taurino hacen de esta experiencia algo único.

Bajando al plano más personal y en lo que a mí respecta tengo que decir que yo tengo un capote profesional desde, si no recuerdo mal, 2007. En 2007 estaba nuevo y aun hoy está novísimo pues en estos años no le he encontrado uso ni he sabido encontrarle el momento y el lugar para usarlo. ¿Quién tiene espacio para darle vuelos a un capote en su casa? ¿Cuánta gente va a los parques con un capote? Y aun habiendo tenido espacio, ¿habría sabido darle esos vuelos? Ahora sé a ciencia cierta que no. Teniendo pues ese capote, adquirí una muleta con su estaquillador y su ayuda, todo esto de nivel amateur. 

Mi capote, mi muleta, mi ayuda y mi bolsa. También mi sudadera.
El caso es que las clases empezaron hace 6 semanas aunque yo perdí las dos primeras. En las 4 que yo he estado han ido apareciendo, por este orden, Rubén Martínez, José Cabrera, Sergio Roldán y El César. Todos ellos han sido de gran ayuda a Ruiz Manuel y al conjunto de los alumnos para el seguimiento y aprendizaje de todo cuanto se ha tratado en clase.

La verónica y la media verónica, la chicuelina, la rebolera, el derechazo, el natural, el pase de pecho, el molinete y los pases ayudados, amén de los pares de banderillas, han sido ya objeto de estudio y práctica, con mejor o peor suerte, por todos los alumnos.

Por cierto, que no lo he dicho, las clases tienen lugar en la Plaza de Toros de Roquetas de Mar, lo que da a todo este lío un realismo mayor y muchas facilidades sobre todo de espacio y de comprensión de los terrenos.

Seguiré contando, supongo, hacia dónde va esta bonita aventura que adorna mis días. Y si llega el día de torear una vaquilla, o más bien de intentarlo, trataré de contarlo también para que ustedes lo disfruten conmigo.

1 comentario:

  1. Y nosotros seguiremos aquí para leerle. Si llega el día de poner en práctica lo aprendido, verá que subidón de adrenalina!!!

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