lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Está bien lo que hacemos?

El otro día escuchaba a unos cofrades hablando de próximas adquisiciones en su hermandad. En concreto, hablaban de unos ciriales cada uno de los cuales iba a tener un precio prohibitivo, dicho desde la ignorancia de alguien que no sabe exactamente lo que valen unos ciriales. Vaya por delante que no tengo ni idea de lo que puede costar un cirial, ni de qué material estarán hechos estos, ni de nada de esto; aunque por lo que decían serían obras de gran belleza y calidad artística. No se me ocurre dudarlo. Tampoco sé cuántos ciriales pensaban comprar. Podrían ser dos, cuatro, seis...

Son muchas las hermandades que andan ahora embarcadas en proyectos importantes, de los caros. Siempre ocurre entre Domingo de Resurrección y Domingo de Ramos, que es el "de higos a brevas" de los cofrades. Y esto no es malo, qué duda cabe. Las procesiones de Semana Santa nacen con un fin evangelizador y hoy en día llaman a la devoción. Pero lo hacen desde la estética: atrayendo al espectador con un "espectáculo" que trasciende lo religioso para llamar y atraer a los que les cuesta más acercarse al hecho religioso desnudo de estética y puesta en escena como podría ser la Eucaristía dominical.


Virgen de los Dolores, de Córdoba. 
Bajo mi punto de vista, siempre excesiva.
Pero yo soy de los que piensan que la época que estamos viviendo en España nos debe llamar a revisar las estructuras y los cimientos de nuestro pensamiento. Por ello creo que las hermandades deberían replantearse un poco el tema de los gastos e inversiones que llevan a cabo siempre sin caer en la demagogia de quienes nos quieren meter las cabras en el corral, lo que supone quizás un difícil ejercicio de equilibrismo.

Yo en este sentido y mientras que no cambien los tiempos económicos trataría de hablar de adquisiciones en la siguiente clasificación:

  • Necesarias: entiendo por necesarias las que llevan a una hermandad a adquirir una Imagen Titular y sus atavíos más elementales, un paso para procesionar a su Titular, túnicas para sus hermanos nazarenos, la posesión de un local para Casa Hermandad ya sea por la vía de la compra o del alquiler, y aquellos otros que puedan verse en el seno de una Hermandad y Cofradía como elementales para desarrollar dignamente su labor.
  • Convenientes: son aquéllos que sin ser estrictamente necesarios van mejorando el patrimonio y la puesta en escena de una Hermandad y Cofradía o simplemente la ayudan en el cumplimiento de sus fines. Quizás tener incensarios no es estrictamente necesario porque no influyen en la identidad de la Hermandad y se pueden pedir a otras hermandades, pero desde luego son convenientes pues antes o después se va a acometer este gasto. Saliéndonos de la procesión, a lo mejor es conveniente para una Hermandad comprar un armario para guardar ropa para caridad en su Casa Hermandad antes de llevarla a su Cáritas, por ejemplo. Quizás la Imagen Titular está deteriorada y aunque no está mal del todo los técnicos recomiendan repararla, pues seguramente sea conveniente hacerlo. Ni que decir tiene que esto último llegado el caso podría pasar a ser un gasto necesario.
  • Caprichosas: las adquisiciones caprichosas nos podemos imaginar cuáles son. Vamos a comprar ciriales que no tenemos, vamos a contratar a una banda para que vaya abriendo la procesión, etc. Diría que son gastos para elementos nuevos que no entran en la clasificación de necesarios ni de convenientes.
  • Redundantes: redundantes podrían ser aquellas adquisiciones de elementos para sustituir otros que ya tenemos y que no estén ni deteriorados ni pidiendo a gritos su reemplazo; compras destinadas a mejorar el patrimonio de la Hermandad o a mejorar un resultado estético en la calle que ya de por sí es bueno. Vamos a cambiar los incensarios que tenemos pues son hechos en serie por unos únicos para nosotros con el escudo de nuestra Hermandad. o ahora estamos trayendo una buena banda de música pero vamos a gastarnos 3.000 € más en traer a la mejor de todas. O vamos a cambiar los llamadores de los pasos para poner unos rococós bañados en oro. Hablo de sustituir elementos no dañados ni deteriorados, de ahí que las llame redundantes.
Hecha esta clasificación deprisa y corriendo no propongo en modo alguno que las Hermandades den todo lo que ingresan a obra social pues creo que eso NO es lo correcto. Lo que sí creo necesario es un análisis sincero en el seno de todas las hermandades para clasificar de un modo similar a éste todos los gastos e inversiones presupuestadas y planeadas a futuro. Hecho ese análisis, quizás podrían centrarse en hacer las inversiones conducentes a adquisiciones necesarias y convenientes, desechando temporalmente las caprichosas y redundantes. Por ética, principios y también por DECORO.

Otro tema a valorar sea quizás el hecho dinamizador o de impulso que pueden tener determinadas inversiones: una Casa Hermandad que marque una diferencia puede mejorar mucho la vida de la hermandad, una Imagen Titular bien realizada puede suponer una verdadera revolución en la vida de una hermandad y de una parroquia. Todos esos gastos van a hacer que el presupuesto de ingresos crezca y se pueda destinar más dinero, por ejemplo, a obra social. Y algo aun más importante que el dinero, se van a acercar manos. Y con manos se pueden hacer muchas cosas.

20 ciriales, 4 llamadores, una cruz de guía de oro y un libro de reglas con caligrafía del siglo XVI van a hacer de nuestra hermandad algo mejor, pero hoy en día no aportan nada que merezca la pena tanto como vale realizar esos elementos.

Lo siento por aquellos a quienes no les guste, pero ésta es mi opinión. La opinión de un cofrade.


5 comentarios:

  1. Dile esto a los artesanos del metal que están encargados de hacer esos ciriales, y que les darán trabajo (por ende, de comer) durante algunos meses.
    Y así, lo hacemos extensivo a los maestros del bordado, los de la madera, y cualquier otro de las personas que con su trabajo engrandecen nuestras cofradías, y recíprocamente casi viven exclusivamente de estas.
    Cofradías que dicho sea de paso, tienen una idiosincrasia que no deben perder bajo mi criterio.
    Aunque no me parece mal tu entrada, y de hecho puedo pensar parecido, no creo que precisamente sea el caso de Almería ese que comentas de renovación patrimonial por gusto o caprichosas.

    Esta época de crisis, creo que solo debe ser un incentivo para que los cofrades trabajemos más, y busquemos formas de ayudar al que lo necesite, pero no creo que tenga a que ser a costa de nuestro patrimonio necesariamente.(Que ya de por si ésta crisis hace que estos "estrenos" se vean reducidos); hay muchas maneras de ayudar, colaborar, solo hay que molestarse.

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    1. Desde luego es difícil guardar un equilibrio y desde luego este tema en otras ciudades daría para un debate más sustancioso.

      Pero yo veo que ciertas compras hoy en día son totalmente indecorosas y dan la razón, entre comillas, a los que tenemos en contra.

      Si te parece, Javi, yo hablo con los artesanos y tú hablas con los hermanos de cada hermandad que estén pasando auténticas penurias. Sé que es desvestir un santo para vestir otro; simplemente invito a reflexionar, y una vez hecha esa reflexión sincera y consciente que cada cual tome sus decisiones, las cuales para mí serán siempre muy respetables.

      Gracias por comentar, así es mucho más interesante. Y desde luego como bien dices las ayudas pueden ser de muchos modos y no únicamente económicas.

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  3. Los artesanos también tienen que vivir.

    Esto es como la vida misma, si acabamos con el consumo acabamos con todo y nos vemos metidos en esta absurda espiral de la que no saldremos salvo cambio brutal.

    Saludos

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    1. Lo que se propone no es dejar el dinero en la cuenta, sino tratar de "mejorar" y analizar más concienzudamente el destino que le damos.

      Gracias por comentar, un saludo.

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