En Almería nos enteramos ahora de que la Junta de Andalucía nos quiere cerrar la Alcazaba en las tardes de verano. La noticia ha sentado mal a los del PP, a los amigos de la Alcazaba y, claro, a muchos almerienses aunque como de costumbre no a todos. Y es que la unanimidad es algo que aún no ha conseguido ni Cristiano Ronaldo en el madridismo, y miren que se está dejando la piel en que los madridistas de bien le queramos.
El caso es que las tardes de
verano de Almería van a peder un atractivo turístico que sería de verdad
singular si entre todos, y con todos me refiero a las administraciones públicas,
la cuidasen un poco. Acondicionar el entorno de la Alcazaba y ponerla en
valor deberían ser objetivos fundamentales de los políticos que nos rodean.
Cabe preguntarse si esto
nos preocupa en serio a los almerienses y al turismo que recibimos. ¿Recibimos
turistas ávidos de Cultura, especialmente en verano? A bote pronto la respuesta
debe ser clara: no. El caso es que la siguiente pregunta viene de cajón:
¿podemos esperar recibir turistas ávidos de cultura en verano si por las tardes
cerramos un punto de tanto interés como la Alcazaba? La triste respuesta vuelve a ser no.
Ahora bien, lo que no me extrañaría
en absoluto es que desde la
Junta de Andalucía se tenga una preocupación por la calidad
del turismo en Almería similar a la que siento yo por la calidad del turismo en
Nepal y que viene siendo entre nula y radicalmente inexistente. La misma Junta
de Andalucía, por cierto, que decidió hace no tanto cargarse el magnífico
puente romano de Córdoba y la panorámica que de él se tenía junto a la Mezquita desde la otra
orilla del Guadalquivir. Donde había un magnífico puente romano ahora hay un híbrido
extraño y aquella excelsa panorámica queda ahora trágicamente aderezada por un
edificio muy moderno que, bonito o feo, no pega donde está por más cemento que
le hayan echado. Y si Carlos I de España ya se entristeció al ver la Catedral encastrada en la
vieja Mezquita, no esperen ahora a que los amigos de la Junta vengan a pedir
disculpas o a poner de manifiesto su equivocación, porque no lo harán.
Al menos, queda de momento el
consuelo, en Almería están a tiempo de apostar por la Alcazaba, por un turismo
de Cultura y por una ciudad y una provincia que necesitan actuaciones sensatas
para salir del abismo económico en el que se encuentran.
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