La vida es un regalo.

El pasado viernes, día 11, amanecimos todos con una mala noticia: María de Villota había sido encontrada muerta en su habitación en un hotel de Sevilla, ciudad en la que iba a dar una charla sobre su experiencia vital a partir del accidente que marcó los últimos tiempos de su vida.

Paradójicamente, el lunes 14 salió a la venta el libro  en el que la deportista relata esa experiencia de la que hablaba anunciándolo todo ello con un "La vida es un regalo".

Ciertamente y en su caso, mirando un poco hacia atrás, parece que el tiempo que ha pasado desde su accidente hasta su fallecimiento haya sido un regalo. Un regalo que concedió Dios, o el destino, o el azar. Allá cada cual con sus creencias.

Lo que yo sí creo es que el regalo, más incluso que para ella, lo ha sido para los demás. Una chica que está a un paso de conseguir su gran sueño, lo que hubiera sido un hito en la historia del deporte, y entonces sufre un grave accidente que la aleja de ese sueño y deja en ella secuelas para una vida. Y lejos de refugiarse en la oscuridad, en la tristeza, en el victimismo, sale a la calle a conquistarnos a todos y a dejar un libro que, seguro, merecerá la pena. Por eso creo que el regalo, más aún que para ella, es para los demás. A pesar de que ella en ese poco más de un año de prórroga vital haya llegado a contraer matrimonio y haya vivido muy buenos momentos, como seguro así ha sido.

El caso es que como decía al principio, es paradójico que 3 días antes de que su libro llegase a las librerías, María falleciese. Parece que alguien pensó que María podía dejarnos algunas buenas lecciones en un libro que ha terminado cobrando una repercusión que nadie deseaba y, por ello, cuando ya todo quedó preparado, ella pudo marcharse a ese lugar donde se encuentra ese ser que pensó que todos merecíamos el regalo de unos meses más de vida de María. Pongamos que hablo del Cielo.