sábado, 6 de junio de 2015

El 8 brillaba, el 24 enamora.

El azar me ha sentado hoy frente a un televisor donde estaban dando una entrevista a Kobe Bryant. Menudo jugador, menudo deportista, menuda bestia competitiva.

Lo cierto es que es triste ir viendo cómo alguien así, tan sumamente crack, se ve obligado a ir diciendo adiós a aquéllo que tanta fama le dio, a cambio de no poco esfuerzo.

Andaba yo pensando que el Kobe dorsal 8 brillaba, pero es que el Kobe dorsal 24 enamora. Es curioso como ese "the next big thing" con pelo a lo afro fue asentándose en los Lakers junto a Shaquille O'Neal, otro elemento, y juntos dieron mucha gloria al equipo púrpura y dorado hasta que sabe Dios por qué aquella gran pareja terminó con órdenes de alejamiento. No sé qué les pudo pasar, el morbo lo regalo.


El caso es, como decía, que aquel escolta anotador y espectacular fue dando paso con el tiempo a un líder capaz de de mucho más y sobre todo capaz de decidir por sí los partidos e incluso algunos campeonatos. No en vano a él le debemos en gran medida el único anillo de la NBA que hasta la fecha ha ganado un español -el gran Pau Gasol-. Es curioso que en la entrevista Kobe confesaba que tiene cinco anillos, pero que debería tener 7. Que Detroit y sobre todo Boston tienen cada franquicia un anillo que debería haber sido suyo. Especialmente le duele lo de Boston, dice en la entrevista que aún no lo ha superado.

Qué fascinante es ver la evolución de súperdeportista al que las circunstancias de su físico o del juego o de lo que sea van llevando a explorar otros caminos, a forjar en sí otras cualidades. Como la del liderazgo. ¿Quién duda que desde hace ya bastantes años Kobe es el único y verdadero líder de unos Lakers que, por cierto, ya no son lo que eran sobre todo por las lesiones de la mamba negra?

Dice Bryant en la entrevista que ejercer el liderazgo implica sentirse solo en determinados momentos y para ilustrar su estilo de liderazgo elige un ejemplo: si estuvieras cenando en un restaurante con otra persona a tu mesa y se te queda algo de comida entre las paletas, ¿quieres enfrente a alguien que es capaz de vivir la incomodidad de decírtelo o prefieres a alguien que no te lo digo? Kobe sin duda te lo diría y, como él ejemplifica en la entrevista, queda a tu elección si te quitas de ahí el resto de comida o te paseas por el restaurante pareciendo un completo gilipollas.

Y viendo la entrevista al 24 de los Lakers no podía evitar acordarme de mi querido Real Madrid de fútbol y su infame capitán, menudo animal competitivo el de Móstoles. ¿Se puede llegar peor a la edad de Íker siendo portero? Claro que también pensaba en CR7, otra bestia de su profesión a quien le sobran demasiadas posturas.



Qué bueno eres Kobe, qué bueno has sido. ¿Y por qué todos los jugones sonríen igual?

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