sábado, 8 de agosto de 2015

Hermandad

De ser Prehermandad a ser Hermandad debe haber como un mundo de diferencias y aún así cuando alguien me pregunta las diferencias sufro una especie de bloqueo que me impide enumerarlas.

El caso es que lo mío, que en realidad no es mío sino que es de unos cuantos más y es siempre por Cristo Resucitado, ha dado el salto de Prehermandad a Hermandad en este verano. Y se me iban a ir las calores sin dar cuenta de tan magno acontecimiento en este blog.

Han sido 10 años, 8 oficialmente como Prehermandad, donde de la mano del Señor hemos vivido momentos absolutamente maravillosos que han compensado con creces otros momentos de tensa incertidumbre o simplemente, digámoslo, malos. 

Pero, ¿quién los recuerda ahora? ¿quién sería capaz de detenerse a mirar los charcos ya saltados cuando le espera una bellísima -aunque no por ello fácil- vereda por delante?

Pues eso, que el triunfo que supone el paso a Hermandad no debe colmar los objetivos de nadie. Esto no ha hecho más que empezar, ahora es cuando de verdad empieza. 

Cuando se convoquen las elecciones a la Hermandad y el futuro Hermano o Hermana mayor sea elegido/a por los hermanos que conformamos por la Hermandad, se encontrará ante una legislatura, de 4 años por cierto, apasionante. Tantas cosas por implantar, tanto que crecer, tantas metas que conseguir, tantos objetivos por ver cumplidos.

El camino es largo, si Dios quiere lo será de siglos, pero ahora toca sentar algunas bases y echar a andar, que es la única manera de demostrar el movimiento. Y la sociedad nuestra, el tiempo que nos toca vivir, nos exige superar nuevos desafíos en una realidad tan cambiante que no sabemos de qué irá esto a la vuelta de pocos años, pero se hace necesario por ello que haya personas con el ánimo de no dejarse llevar por las corrientes del "facilismo", del individualismo... Que hoy nos priva lo fácil y lo que nos genera un beneficio a ser posible inmediato.

Por eso, la Hermandad de Jesucristo Resucitado, tan joven en su tiempo y en su composición, es ahora más necesaria que nunca. Porque hay un mensaje absolutamente maravilloso, y terriblemente denostado, que transmitir. Porque hay que saber llegar en el fondo y en la forma a un público (si se me permite la expresión) que rejuvenezca nuestras parroquias. Porque somos herederos de una tradición más plástica que ninguna otra y que en Almería no tuvo demasiado desarrollo, pero hay que estar convencidos: lo va a tener.

No hay comentarios:

Publicar un comentario