viernes, 8 de febrero de 2019

Correr, ser más rápido que tus fantasmas.

Pensar que mi vida sería más o menos como la planeé es, quizás, la mayor temeridad que nunca me permití. Pero así lo creí, a pies juntillas. Cuando un cambio agita y rompe una convicción tan firme y profunda, surgen emociones y sensaciones absolutamente nuevas. Resumiéndolo mucho, estoy hablando de ansiedad. Supongo que en ese inmenso mar de azares que somos cada uno, en cada mente y en cada cuerpo, la ansiedad podrá manifestarse de un modo diferente. En mi caso, la describiría como un algo inmaterial que me abrazaba y oprimía (cual Estado opresor) la boca del estómago. Seguro que la mayoría de mis lectores conocen una sensación similar.

Y de manera casi imperceptible durante cada tarde esa presión iba a más, a más, a más... hasta que se volvía casi insoportable. En ese estado recibí un consejo simple y certero: "deporte o pastillas, pero mejor deporte". Amén, a correr se ha dicho.

Y esto de correr, lo que ahora llamamos running, a mí me ha salvado. Porque ha sido mi válvula de escape, pura medicina. Y es que verdaderamente he usado esta actividad como si de una pastilla se tratara: en lugar de encenderme un cigarro o de tomarte cualquier píldora de lo que sea, me cambiaba de ropa, me calzaba las zapatillas... y a trotar por las calles. Para mí ha sido absolutamente determinante salir a correr cuando me faltaba el aire y recuperar con ello una cierta paz mental y espiritual que, finalmente, se traducía en dejar de sentir presión en la boca del estómago. 

Tener ese rato de desconexión, de escuchar música, de pensar en todo y al mismo tiempo no pensar en nada, de llorar incluso mientras corres... Yo quedo profundamente agradecido a lo que este deporte me ha dado, que no son grandes tiempos, ni grandes anécdotas, ni tan siquiera grandes amigos (nunca he vivido de lleno la experiencia de pertenecer a un club)... "tan solo" me ha dado paz, lo que necesitaba. Y es que es así como los fantasmas propios, tan interiorizados en tantos momentos, parecen quedarse atrás cuando corres. ¡No pueden seguir el ritmo!

Y bien sabe Dios que soy propenso a lesionarme, como sabe bien también que en algunas etapas recientes de mi vida me he currado mucho el poder volver a correr. Quizás por eso para mí es importante disfrutar de un trote al aire libre: porque sé lo que es no poder hacerlo.

A día de hoy es difícil que sienta esa ansiedad, así que ya no corro en busca de calma. Corro en busca de sentirme bien, de ser mejor, de llevar un estilo de vida saludable, de disfrutar en lo posible... Y corro, ¿por qué no?, para ser un buen ejemplo para quien viene por detrás, el que me ayuda a dar un poquito más de mí cuando las cosas se ponen difíciles. Y es que al final, con running o sin él, es el amor vertical el que todo lo puede.

P.D.: para quienes alguna vez habéis sentido una cierta inquietud por probar esto de salir a correr y lo habéis dejado, o estáis empezando y no os termina de enganchar... yo os invitaría encarecidamente a ver MARATON MAN. Es un programa de Movistar + presentado por Raúl Gómez. Si después de unos cuantos episodios sigues sin ganas de correr, tenlo claro: búscate otro deporte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario