martes, 2 de julio de 2019

Cambio de poderes en la Agrupación

Casi con el cambio de estación, con la llegada de esa estación violenta que es el verano, han venido a tener lugar elecciones para la presidencia de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Almería. Encarni Molina, que accedió al cargo en la primavera de 2012, dejará un puesto que pasará a ocupar Isaac Vilches.

De las dos legislaturas de Encarni ya se ha dicho todo, aunque seguramente se haya dicho más en corrillos que en foros abiertos. Yo creo que su presidencia acoge algunos hitos interesantes: el primero de ellos el de ser la primera mujer que accede a un cargo así no ya en Almería, sino probablemente en toda Andalucía "y parte del extranjero". El segundo ha sido el del abrazo formal entre Agrupación y Ayuntamiento; poco importa ahora quién lo buscara, el caso es que se dio. Ese abrir la Semana Santa a la sociedad que tanto se ha dicho y que, desde luego, habrá tenido y tendrá sus efectos positivos.

Siempre hay cosas que mejorar, y los cofrades para estos juicios somos particularmente exigentes, pero sin duda quedan recorridos algunos metros en caminos que interesan al mundo cofrade. Habrá que seguir avanzando, con mayor decisión, en ellos.

Decía que me parece un hito importante el de ser la primera mujer que ocupa un cargo así, por lo que significa del papel representativo que parecía reservado a hombres. Ciertamente, y esto ha ocurrido en cada una de sus legislaturas, en el ámbito más ejecutivo del cargo yo me quedo con la sensación de que Encarni se descansó siempre sobre un "hombre fuerte", sus vicepresidentes, que son quienes se han sentado frente a algunos de los interlocutores de la Agrupación cuando ésta ha tenido que roer algún hueso. Y lo digo además con conocimiento de causa, habiéndome sentado frente a ambos. Yo creo que el gran borrón de su mandato ha venido al final del mismo cuando, para reivindicarse como mujer, ha terminado trasladando una idea profundamente machista de la Semana Santa. Haber leído o escuchado en entrevistas que ella lo ha tenido más difícil por ser mujer, reconozco que me ha llegado a sentar mal; especialmente cuando ella llegó a la presidencia en unas elecciones en las que derrotó al candidato varón al que se enfrentó: es decir, que las hermandades la votaron a ella más que a su oponente, que era un hombre. Desde fuera, cierto, nunca he tenido la sensación de que nadie hiciera de más o de menos a la presidenta por ser mujer; y si alguien lo hubo, que seguramente lo hubiera, creo que es sumamente injusto lanzar a la sociedad el mensaje de que los cofrades, a nivel colectivo, la hemos tratado peor por el mero hecho de ser mujer. Supongo que lo que no ha encontrado es condescendencia, pero es que la igualdad consiste -o debe consistir, pienso yo- en eso mismo: en tratar a unas y otros como iguales.

En cuanto al nuevo presidente, Isaac Vilches, al que deseo la mejor de las suertes, entiendo que debe profundizar en algunos caminos iniciados por la Agrupación durante la presidencia de Encarni Molina, como el del Via+Crucis general de las Cofradías, la estrecha relación con el Ayuntamiento, el acortamiento de los plazos en el pago de la subvención, etc. Quedan patatas calientes, cómo no, para entretenerse: la sede de la Agrupación, el eterno debate de la carrera oficial y sus matices, el 75 aniversario de la Agrupación y algún nubarrón que acecha sobre el brillante horizonte que quería amanecer al nuevo Domingo de Resurrección y en el que algo tendrá que decir la Agrupación, etc.

A la nueva cúpula directiva habrá que dejarla trabajar y habrá que acercarse nuevamente a ella para conocer sus limitaciones, sin cuyo conocimiento será erróneo juzgarla.

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