miércoles, 8 de enero de 2020

Consumidores ¿responsables?

Las empresas, sobre todo las grandes que suelen ser la avanzadilla de los cambios, tanto por su faceta internacionalizada como por su tamaño y medios, desde hace algún tiempo parecen cada vez más concienciadas de que desarrollan su actividad en un entorno al que le deben no poco respeto. Esto puede ser por verdadera consciencia o por simple marketing, pero parece algo más o menos asentado. Hablo en gran medida de lo que llamamos responsabilidad social corporativa.

En esa línea van la preocupación por el medio ambiente y todo lo que implica el cambio climático, la implicación con obras sociales de distinta índole, los planes y políticas de igualdad, la contratación de determinados perfiles de empleados, el fomento de la actividad física, etc. Como digo, todas estas medidas, dejando a un lado el marketing que las acompaña, tienen su origen en la toma de conciencia del rol de la empresa y el empresario en nuestra sociedad, desde un punto de vista responsable.

Pero si miramos a quien está al otro lado del mostrador, al consumidor, me surge la duda de si somos consumidores conscientes, responsables, o no. Doy por sentado que el cliente de una empresa socialmente responsable experimenta una cierta sensación de orgullo, un mayor alineamiento, con su proveedor; ¿pero cambiamos de proveedor en busca de alguien socialmente responsable? ¿Modificamos nuestra conducta y nuestros hábitos como consumidores? Aquí ya tengo mis dudas.

Me queda la sensación de que lo que más nos preocupa (hablo generalizando) a la hora de tomar una decisión como consumidores es el precio. Por lo general, insisto en ello, si podemos elegir entre dos suministradores de un mismo bien o servicio el primer criterio al que nos vamos a atener es al precio y, después, a nuestra comodidad. Creo que ya va siendo hora de modular estos comportamientos. No digo que no haya que preocuparse del precio, pero siento que ante precios similares tenemos una responsabilidad que asumir para apostar por los que apuestan por nosotros: apoyar al comercio local, al pequeño empresario, es ya una necesidad urgente. No podemos pretender que todo el empleo en nuestro país o región lo generen Amazon y las empresas de mensajería.

Tampoco podemos quejarnos de que nuestras calles están tristes y solas si cuando salimos a pasear o, como estos días pasados, a disfrutar del alumbrado navideño nos dejamos la cartera en casa. Pasar toda una tarde, por poner un ejemplo, en una cafetería, viendo un partido de fútbol, a cambio de tomar un café que apenas vale un euro es una de esas grandes licencias que nos permitimos a diario y que únicamente contribuyen al empobrecimiento general: si quieres estar toda la tarde disfrutando de un partido cuyo visionado es previo pago, con un camarero atendiéndote, en un local climatizado, iluminado y limpio; quizás debas plantearte que hacerlo a cambio de un euro y con café incluído en el precio es abusivo. Y hay que decirlo con claridad.

Y si puedes elegir entre distintos proveedores, prueba a valorar qué empresa trata bien a sus empleados, qué comercio se implica en las actividades culturales o deportivas de tu ciudad, quién pone de su parte para hacer que tu entorno sea mejor. Celebrando la responsabilidad social corporativa, empecemos a asumir alguna responsabilidad como consumidores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario