Ahora viene la segunda parte que como adelanté tiene que ver con la opinión que, en general, merece a los almerienses el cambio de la Carrera Oficial.
Como dije, dentro de que a mí no me parece un tema tan capital, pensaba que la mayoría de los almerienses apostaban por el cambio que ahora se ha puesto en marcha y me ha sorprendido que las primeras reacciones que he recibido son más bien en el sentido contrario.
Creo que aquí es fundamental distinguir entre los cofrades y aquellos otros a los que les gusta ver procesiones pero sin mayor afición ni mayores pretensiones. Creo que el primer grupo apuesta mayoritariamente por el cambio pero que al segundo no le termina de convencer. Y es que, dicen, llevar la Carrera Oficial al casco histórico es apartarla de gran parte de la ciudad, ponerla en un sitio más secundario, quitar ambiente de las calles de Almería, etc.
Claro, los cofrades iremos allí donde haya procesiones, somos así. Pero, ¿irán los demás a la Catedral como van ahora al Paseo? Me dicen que en el Paseo es que las ves o las ves, porque te las encuentras. Pero si nos las llevamos a la Catedral, ¿seguirá siendo igual? ¿habrá tanto público? ¿se llenarán tanto tantos bares?
Son dudas que están ahora en la calle y percibo que el personal es un poco pesimista con todo esto, que a la gente no le convence el cambio...
A mí me surgen dudas por los cuatro costados, de verdad. Pensamos siempre que en Sevilla pasan las hermandades por la Catedral y que así ocurre en muchos otros sitios pero, digo yo, en Málaga no es así, en Córdoba tampoco... y son Semanas Santas que gozan de una gran salud, mucho mejor que la nuestra.
Más allá de mis dudas lo que sí que tengo claro es lo siguiente: si alguien cree que el cambio de la Carrera Oficial va a suponer una revolución y un auge brutal en nuestra Semana Santa... se equivoca. Ello no obstante, espero que si al final se cambia, los equivocados sean los que dicen que el cambio será a peor.
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