Manzanares y los indultos en Roquetas

La corrida de toros del pasado 23 de julio en Roquetas de Mar resultó digna de ser comentada y no precisamente por los motivos esperados. El cartel, la plaza, los precios... todo invitaba a una muy buena tarde de toros y lo cierto es que no fue ni mucho menos mala. Ruiz Manuel, Fandi y Manzanares forman un cartel muy interesante en el que compiten dos figuras de muy diferentes estilos con un torero local de entre los dos más destacados.

Con estos antecedentes, se echó en falta que los toros diesen mejor juego, transmitiesen más. No hubo ninguno especialmente malo, pero tampoco ninguno especialmente bueno, pensasen muchos lo que pensasen aquella tarde.

A Ruiz Manuel le perjudicó en exceso su lote y la falta de suerte en la suerte suprema, valga la redundancia. Imagino que pesa mucho la falta de corridas. En cualquier caso hizo un toreo más que correcto, bien asentado y pagó la falta de transmisión de sus antagonistas. Aun así siempre he pensado y lo sigo haciendo que es torero para 20-30 corridas al año. Y quizás con esas 20-30 haría méritos para 40-50, pero desgraciadamente su situación es otra. Se llevó una oreja ante un público que le profesa un gran cariño.

El Fandi debe ser, francamente, el número 1 en lo suyo. Y aunque "lo suyo" no es lo que más me gusta hay también que ponerlo en valor: capacidades atléticas superiores, muchas ganas de agradar, juego variado con el capote, lo pone todo en el ruedo, entra bien a matar, parece que lo intenta con la muleta dejando algunos naturales muy decentes, etc. Pero insisto en que eso no es lo mío. Aun así, lo más molesto del Fandi no es David: es la gente que arrastra. Quieren dar en la plaza aun más espectáculo que él; y no es que los toros sean la ópera, pero debe haber un respeto. El hecho de que se fuese antes de tiempo para torear por la noche me crea sensaciones contradictorias: por un lado veo que no lo debe necesitar y que está un poco feo con la afición de Roquetas; por otro lado veo a un tío muy comprometido que se esfuerza al máximo apretando su agenda para estar presente antes dos aficiones que sabemos que le quieren mucho: la de Roquetas (Almería) y la de Atarfe (Granada).

Cerraba la terna José María Manzanares, sin duda uno de los toreros más en forma del escalafón. Quizás el más en forma junto con el Juli. Sin prodigarse mucho con la capa, sí que llegó a gustarse con la muleta. Fue ahí donde derrochó clase y torería en lo que es un toreo artista y de gran calado que gusta a los aficionados. Llama la atención igualmente que mata recibiendo al toro, eso sí, me da la sensación que dejándose caer totalmente sobre el animal. Estando bien como estuvo, armó un cierto lío en el último de la tarde, o al menos ésa es mi opinión. Fue un toro sin grandes virtudes pero al que se le arrancaron tandas de gran calidad. Ello provocó que en un momento dado, cuando el torero cambió la espada, se oyesen algunos pitos en la plaza. A partir de ahí fue todo un poco caótico porque el torero vio el cielo abierto y dio alas a ese movimiento proindulto de un toro que nunca fue para tanto. Ese toro que amagó con rajarse en varias ocasiones, que apenas se acercó al caballo, etc. Y en mi opinión está totalmente fuera de lugar que el torero provocase el desencuentro entre afición y presidente cuando, como profesional, sabe mejor que nadie lo que es el toro y el juego que dio. Finalmente, la Guardia Civil tuvo que decirle al espada que entrase a matar y se le dio una vuelta al ruedo al toro, como compensación al público que pidió el indulto y se volvió contra el presidente que, en mi opinión, fue el más cabal de los afectados por la situación. El indulto es lo mejor que puede ocurrir, pero para que tenga ese valor, para que sea verdaderamente lo mejor, hemos de ponerlo en valor entre todos. No puede ser que 3 tandas buenas traigan como consecuencia un indulto. No.

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