viernes, 11 de marzo de 2016

Mi Hermano mayor.

Cuando uno es hermano de varias hermandades, tiene varios hermanos mayores. Si además llevas tiempo en ellas, acumulas unos cuantos más. Pero hoy vengo a referirme al que es mi Hermano mayor en el Resucitado, que para eso es el que conozco hace más años (cosa ya de 23, perfectamente) y sobre todo porque es aquél con el que hablo casi a diario y no pocos días lo hacemos varias veces en apenas unas horas.

Esto que ahora llamamos Hermandad de Jesucristo Resucitado nace con él, hace ya casi 11 años. Y nace en concreto de una parte muy suya y sus amigos más próximos. Para quien es creyente resulta fácil entender que tantos momentos de incertidumbre no se superan debidamente sin la ayuda de los que ya no están.

A Juan Diego Linares Vera como Hermano mayor no lo juzgaré yo, sino que será juzgado por el tiempo. Pero ya a estas alturas, cuando apenas lleva 4 meses como Hermano mayor nombrado y cuando le restan al menos 3 años y 8 meses al frente de la Hermandad (y ojalá otros 4 años más), creo que toda la experiencia de la Prehermandad le ha convertido en un gran Hermano mayor. Ni que decir tiene que no está solo, algunos intentamos arroparle en su labor; pero aprovecho estas líneas para felicitar a mis hermanos del Resucitado porque tenemos la suerte de contar con un Hermano mayor esforzado, con visión, prudente. Se equivocará, seguro. Pero terminará acertando.


Yo guardaré para mí un recuerdo especial propiciado por la concatenación de hechos que nos han ido trayendo hasta aquí: por mi condición de Secretario de la Hermandad, seré desde el 31 de enero y ya por siempre el primer hermano al que Juan Diego le impuso la medalla de nuestra Hermandad. Ese pequeño honor ya no me lo puede quitar nadie.

Por eso existe esta entrada en este blog, porque cuando la memoria falle estas líneas serán fieles testigos del recuerdo.

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