viernes, 23 de abril de 2010

La fe es cosa de todos

La importancia de la Fe es sólo conocieda por quienes son conscientes de tenerla; pues todos la tenemos, aunque no lo sepamos. Todos tenemos una serie de creencias que marcan nuestra vida en mayor o menor medida. La diferencia se encuentra, obviamente en el contenido de esas creencias.

Quien dice no creer en Dios, realmente cree en su no existencia. No creer es simplemente no tener opinión. En cambio, creer que algo no existe implica ya la tenencia de un concepto. Ello ocurre con quienes son ateos.

Siendo esto así, hasta los ateos tienen su fe. Fe en la no existencia divina.

Por tanto lo que nos diferencia a unos y otros no es tener o no tener fe; sino la fe que tenemos. Yo creo que Dios existe como otros creen que no existe. Yo intento vivir conforme a mi fe y otros viven conforme a la suya.

1 comentario:

  1. Me ha gustado tu reflexión. El Sto. Cura de Ars decía "¡Dejen por veinte años una parroquia sin sacerdote y se adorarán las bestias!" Y ciertamente es así, el ser humano tiene una dimensión espiritual innegable, que algunos intentan ahogar y otros, en cambio, cultivamos.

    El ateo no cree, quiero esto decir, como bien explicas, que se pone al mismo nivel que el creyente. Es distinto lo que sucede con el agnóstico, que ni cree ni deja de creer. Pero creo que la situación del ateo se pone complicada en tanto que afirma con profunda rotundidad no creer. Y para ello siempre es necesario de las debidas pruebas, de las que carece. Sin embargo, el creyente que afirma creer lo hace en base a una experiencia personal o trato con Dios.

    ResponderEliminar